Solemnidad de la Anunciación del Señor – 25 de Marzo (en este año, por ser Domingo de Cuaresma, se traslada al lunes 26).
Día de la Encarnación del Hijo de Dios.
Día del Niño por Nacer.
Día del Niño que tiene derecho a la vida, que tiene derecho a nacer
Cristo pudo haber creado su cuerpo humano de la nada, como un cuerpo plenamente adulto y vigoroso.
Pero eligió ser el Niño Dios, como un Niño por Nacer. Eligió ser concebido en un vientre de mujer, y ser dado a luz por su Madre en un lugar muy pobre. Su vida infantil tuvo que ser preservada de la sentencia de muerte que Herodes dictó contra Él.
El Dios verdadero quiso ser verdadero hombre de ese modo. Quiso ser Jesucristo a partir de la condición frágil e indefensa del ser humano que es concebido como un Niño por Nacer.
Hoy, Herodes se anticipa a Belén, y cada año en todo el mundo millones de niños mueren antes de nacer. Y en muchos casos, mueren antes de poder siquiera anidar en el refugio protector del vientre materno. La “píldora del día después” se encarga de transformar al nido en cámara mortuoria.
En nuestra pobre Patria, la defensa de los fármacos abortivos reúne elementos que ya hemos aprendido a reconocer: protección solapada de intereses económicos, “campañas de opinión” hábilmente sincronizadas, violencia legalizada e impune... Y por supuesto, invocaciones a los derechos humanos que dejan cuidadosamente afuera al Niño por Nacer. En estos tiempos en que se pretende odiar la “exclusión” social, el Niño por Nacer es el “excluido” por excelencia; se lo excluye de la vida fingiendo que todavía no existe. Ni siquiera se le concede el derecho a ser considerado víctima. Se lo trata como a un subproducto sin vida de la moderna farmacología.
Pero no es así. El Niño por Nacer es Cristo, Cristo de nuevo Crucificado, inocente e indefenso. Cristo semejante a todo niño por nacer porque El quiso ser concebido así, como uno de ellos.
Y quiso nacer como cada uno de nosotros, los que hoy vivimos porque no fuimos excluidos, porque se nos permitió ver la luz del sol, porque se nos concedió el derecho a nacer.
Ese es el destino que Dios quiere, para todo niño por nacer.
San Luis, 25 de marzo de 2007.
Mons. Jorge Luis Lona
Obispo de San Luis
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